En un giro que intensifica la ya tensa guerra comercial, China ha emitido una firme advertencia: tomará represalias contra cualquier país que firme acuerdos comerciales con Estados Unidos en detrimento de sus intereses. El Ministerio de Comercio chino acusó a Washington de utilizar la reciprocidad como justificación para ejercer presión económica unilateral, calificándolo de "intimidación" y "hegemonía económica".
Esta declaración se produce en medio de una intensificación del conflicto arancelario, con EE. UU. imponiendo aranceles que en algunos casos alcanzan hasta el 245% sobre productos chinos, mientras que China ha respondido con un arancel del 125% a productos estadounidenses y otras medidas restrictivas.
Además, China critica a EE. UU. por presionar a más de 70 países para reducir sus nexos comerciales con Pekín, incluso contemplando "aranceles secundarios". Países como Vietnam, Japón, Corea del Sur y Taiwán ya han iniciado medidas o negociaciones para reducir impactos.
Pekín ha dejado claro que no aceptará ser moneda de cambio en acuerdos bilaterales y reafirma su capacidad de respuesta ante actos de intimidación, abogando por la solidaridad internacional contra estas políticas.
En paralelo, el presidente chino, Xi Jinping, ha intensificado su diplomacia regional, visitando países del Sudeste Asiático como Vietnam, Malasia y Camboya, con el objetivo de fortalecer las relaciones regionales y presentar a China como un pilar de estabilidad en Asia frente a las crecientes presiones proteccionistas de Estados Unidos.
La postura de China es clara: no tolerará acuerdos que perjudiquen sus intereses y está dispuesta a tomar medidas contundentes para proteger su posición en el comercio global.