Día del Niño: El futuro empieza con una mentalidad emprendedora
Escrito por Destacados Líderes, México, Staff – 30 de abril de 2025
Desde pequeños, los niños pueden desarrollar habilidades que no solo transforman su futuro profesional, sino también la forma en que enfrentan el mundo. Descubre cómo el emprendimiento infantil marca la diferencia.

¿Y si los grandes líderes del mañana nacieran con mentalidad emprendedora?
En el marco del Día del Niño, celebrado cada 30 de abril, surge una reflexión poderosa: ¿por qué no fomentar desde la infancia una mentalidad emprendedora que prepare a los niños para la vida real? Más allá de enseñarles cómo crear un negocio, impulsar el emprendimiento desde edades tempranas significa formar personas capaces de adaptarse, resolver problemas, trabajar en equipo y tomar decisiones con propósito.
Según Georgina Castañeda, directora de Innovación Académica de Pinion Education, el emprendimiento no se limita a abrir una empresa. Es una forma de pensar, de asumir el propio papel ante los retos del entorno. Este enfoque enseña a los niños a identificar oportunidades, pensar estratégicamente y asumir con responsabilidad su capacidad de transformar el mundo que los rodea.
El Foro Económico Mundial (WEF) ha advertido que el 39% de las habilidades profesionales deberán actualizarse en los próximos cinco años debido al avance tecnológico. Por eso, cobra especial importancia desarrollar desde la infancia competencias como la resiliencia, el pensamiento crítico, el liderazgo, la agilidad y la creatividad: capacidades que las máquinas aún no pueden replicar y que serán cruciales para competir en un mundo dominado por la inteligencia artificial.
Para Marco Velázquez, fundador de Dekids, el verdadero reto es preparar a los niños para un futuro donde lo humano sea lo que marque la diferencia. Fomentar el pensamiento emprendedor en la niñez permite que se equivoquen, aprendan del error y se atrevan a construir sus propios caminos.
"Aunque no todos sean emprendedores, todos deberían aprender a pensar como uno", afirma.
El rol de la familia es fundamental. Los padres, señala Velázquez, son los primeros mentores, los verdaderos inversionistas emocionales. Su apoyo, más que el conocimiento técnico, es la clave para que los niños se atrevan a innovar sin miedo al fracaso. "El primer 'sí' que un niño necesita es el de casa. A veces no emprenden por falta de confianza, no por falta de ideas".
La tecnología también está impulsando el emprendimiento infantil. Metodologías como el design thinking permiten a los niños aplicar la creatividad para resolver problemas reales. Ejemplo de ello es el Reto Pion, organizado por Pinion Education, donde alumnos de primaria desarrollaron una cabina antiestrés basada en el uso del color, y estudiantes de secundaria diseñaron un juego de mesa para combatir el aislamiento social.

En Dekids, por su parte, los proyectos de los niños responden directamente a su entorno. Desde una pulsera de seguridad para mujeres hasta un libro interactivo que ayuda a expresar emociones, los pequeños emprendedores están demostrando que su visión puede generar soluciones tangibles con impacto social.
Al final, como resume Velázquez, "la niñez es la incubadora más poderosa de talento, visión y propósito". Fomentar el emprendimiento no es solo formar futuros empresarios, sino seres humanos con confianza en sí mismos, sentido de propósito y pasión por lo que hacen.