5 aspectos del lado grinch de la navidad

1- Las luces de Navidad se enredan con odiosa facilidad.
La tradición marca que el 8 de diciembre es el día elegido para armar el arbolito. Una borla, una guirnalda, la estrella en la punta y, como broche de oro, las preciadas luces. Un momento que puede verse empañado por la tremenda capacidad de esos artefactos para hacer someterse a nudos que ni el mismísimo Houdini podría desatar.
2- Las reuniones incluyen casi siempre algún invitado no deseable.
Un tío del que nada sabemos desde hace años, una cuñada venenosa, un primo con complejo de buen cómico o un amigo melancólico recién divorciado. La variedad es casi infinita a la hora de agregar platos y conflictos a la mesa
3- Pasás horas cocinando lo que se va a devorar en un minuto.
Vitel toné, ensalada rusa, asado, ensalada de frutas, pan dulce… Sea cual fuere el menú, siempre lleva horas y horas de preparación. Su consumo, sin embargo, es inversamente proporcional a la cantidad de tiempo invertido.
4- Para quien oficia de anfitrión, la reunión no termina cuando se van las visitas. Aún queda el desafío de la limpieza y el orden.
"Feliz Navidad", "Felices Fiestas", "Si no te veo, feliz Año Nuevo". Así se despiden los invitados después de la gloriosa velada. El dueño de casa, por su parte, barre, lava, limpia y guarda las sobras. Sí, "feliz Navidad…"
5- ¿Dieta en diciembre? ¡Imposible!
Brindis, eventos, reuniones, almuerzos, cenas y cualquier encuentro posible en el último mes del año incluye comida (y de la más calórica posible). La dieta ya no comenzará el lunes, comenzará en enero.