Historias de Lucha y Justicia en la Marcha del #8M

Cientos de historias se entretejieron en la marcha del #8M. Cada quien iba por un motivo, algunas buscando justicia, otras acompañando a familiares de las víctimas, muchas por primera vez y otras junto a sus hijas. Madres, hijas, primas, esposas, hermanas, amigas, novias, tías, qué importa el parentesco, todas son mujeres que el pasado 8M salieron a exigir justicia, a exigir seguridad y a gritar por quienes ya no pueden hacerlo. Las historias y los motivos fueron muchos, pero todos con un común denominador: erradicar la violencia en contra de la mujer.
Ana María es madre de una joven de 19 años, ambas van por primera vez a una marcha feminista: "Venimos exigiendo que todas las mujeres podamos ser libres de salir sin tener temor, tengamos oportunidades de trabajo, escuela, que ninguna más tenga que sufrir de acoso en todos sus tipos y liberarnos de tantos yugos e ideas erróneas que aún existen en nuestra sociedad".
Uno de los contingentes representaba a una mujer que ya no pudo estar presente ni en esta marcha, ni en su consultorio, ni bailando huapango, que era uno de sus grandes hobbies. Ya no compartió con sus seres queridos ni amigos una buena charla o una salida a divertirse. A Perla Citlali Martínez Zúñiga le callaron la voz y le truncaron sus sueños, presuntamente de manos de ese hombre que un día le dijo que la amaba y que por despecho la desvivió sin ningún tipo de piedad. "Perla no se fue, a Perla la mataron", retumbaban los gritos de familiares y amigas de quien con solo 26 años conoció en carne propia la violencia y el poder que da disponer de una vida, por el simple hecho de ser mujer.
La marcha comenzó en varios puntos de la ciudad, siendo los principales la Alameda Hidalgo y el Jardín Guerrero. Una marea morada se reunió con un solo propósito: que ninguna mujer tenga que sufrir ningún tipo de acoso, ningún tipo de violencia, ningún tipo de represión. "Nosotras no pertenecemos a ningún partido, no promovemos la violencia (...) no salimos a echar desmadre, somos mamás, hijas, hermanas, amigas, preocupadas porque a diario nos están matando, a diario tenemos que sufrir el acoso en un camión, en la calle, en el trabajo, en las redes sociales, muchas padecemos la injusticia y poca solidaridad de las autoridades, vivimos violencia doméstica, somos rehenes de machos y ¡ya basta!", refirió Laura Jiménez, quien se dijo contrariada por la división de marchas entre supuestas líderes.

"Esto no se debe hacer, todas venimos por una causa en común y no se vale politizar. De por sí nos dividen y ahora hasta en las marchas hay 'amenazas', ¿a dónde vamos a parar? (...) Nosotras continuamos nuestro camino y a lo que venimos, nadie nos liderea y mucho menos nos van a decir si te quedas con A o B, ¿qué les pasa?", refirieron varias jóvenes que debían decidir entre un grupo y otro, por lo que dieron vuelta y continuaron por otro camino para después unirse en la avenida Corregidora y caminar al Jardín Guerrero, donde se encontraban otras mujeres en una marcha que, a su decir, no tenía ninguna otra intención que la de manifestarse para exigir sus derechos.
En el Jardín Zenea se encontraba el tendedero de quienes incumplen con los pagos de pensión alimenticia. "Puse al padre de mis hijos porque desde que nos separamos no es responsable ni económicamente, ni moral, ni emocionalmente de sus tres hijos. Es como si los hubiera hecho sola y ni los 2000 pesos que impuso el juez puede pagar, siempre argumenta que no tiene trabajo y da a veces 300 pesos para evitar ser detenido (...) 100 pesos por cada hijo, es un $&;:/", dijo Raquel mientras colocaba la manta junto a su hija.
Y es que, a decir de los expertos, la violencia económica es más común de lo que parece y es ejercida por miles de hombres en contra de la mujer y los hijos, quienes deben "rogar" por lo que es su derecho. ¿Cuántas historias más hay en cada marcha? "Son millones en todo el mundo, ningún país se salva de la violencia que se sigue ejerciendo en contra de las mujeres. Vamos avanzando, pero aún queda mucho camino por recorrer, muchas barreras que derribar y enseñar a nuestras nuevas generaciones a criar hombres cabales y no machos retrógradas, a darles herramientas a nuestras hijas para no volverlas sumisas y, como madres, romper con el patriarcado al que le hemos dado tanto poder", señaló Margarita Ortiz.