Iris Davis, una mujer originaria de Dublín, Irlanda, ha desafiado todas las expectativas al convertirse en una destacada fisicoculturista a sus 80 años. Su vida no ha sido fácil: creció en una casa de dos habitaciones junto a 14 hermanos, comenzó a trabajar a los 14 años, se casó a los 17 y, a los 18, perdió a su primer hijo debido a una neumonía. A los 22 años, tras enviudar por un accidente de tráfico, emigró a Estados Unidos en busca de un futuro mejor para su segundo hijo recién nacido.
Para superar la profunda depresión que la embargaba, Iris empezó a caminar, encontrando en el ejercicio una vía de escape. Con el tiempo, esta actividad se transformó en una pasión por el culturismo, disciplina en la que ha invertido más de cinco décadas. A pesar de las restricciones de la época que impedían a las mujeres unirse a gimnasios, Iris se convirtió en una pionera del culturismo femenino en Estados Unidos.
La historia de Iris Davis es un testimonio de resiliencia y determinación, demostrando que la edad es solo un número cuando se trata de perseguir nuestras pasiones y mantenernos activos.