Titanic: El Hotel de Lujo Flotante que Marcó una Era

El RMS Titanic, inaugurado en 1912, fue concebido como una auténtica ciudad flotante que ofrecía lujos sin precedentes para su época. Los pasajeros de primera clase disfrutaban de instalaciones como cafés, una biblioteca, un gimnasio equipado con máquinas de remo y bicicletas estáticas, e incluso una pista de squash. Además, contaba con innovaciones tecnológicas como cuatro ascensores eléctricos, una piscina de 10 por 4 metros situada sobre la sala de máquinas y lujosos baños turcos para relajarse.


La gran escalinata principal, corazón de la vida de primera clase, se elevaba majestuosamente a través de seis cubiertas y estaba rematada por una cúpula de cristal que permitía el paso de la luz natural. Las barberías, situadas en primera y segunda clase, ofrecían servicios de peluquería a los pasajeros. Además, los pasajeros de primera clase podían llevar a bordo a sus perros, que eran paseados por miembros de la tripulación.

Los camarotes de primera clase fueron diseñados como un hotel de lujo, con algunas suites que contaban incluso con un pequeño espacio privado al aire libre. Los camarotes de segunda clase podían rivalizar con un hotel, y los de tercera, aunque más simples, superaban a los de segunda clase de muchas compañías. Los espacios comunes, especialmente la famosa Gran Escalera de primera clase, reflejaban el lujo del barco. Por si fuera poco, el Titanic contaba con gimnasio, salón, sala de lectura, diversos comedores y cafés donde los pasajeros podían disfrutar. En definitiva, el Titanic más que un medio de transporte, se podía decir que era casi un hotel de lujo flotante que, además, te permitía viajar.


El alojamiento en tercera clase también era de un carácter muy superior al estándar de la época. Sus ocupantes, hombres y mujeres de clases populares que emigraban a Estados Unidos, se sorprendían al encontrar camarotes con calefacción y luz eléctrica, así como comedores espaciosos.


En resumen, el Titanic representó una hazaña de la ingeniería y el diseño naval de su tiempo, ofreciendo comodidades y lujos que lo convirtieron en un verdadero hotel de lujo flotante.