Una flama en peligro de apagarse, conoce la historia de cerillos la central.
En 1885 los hermanos Manuel y León Mendizábal en sociedad con los también hermanos José y Pedro de Prida fundan la Compañía Industrial de Fósforos y Cerillos, en el Puerto de Veracruz. Esta compañía fue la primera de su ramo integrada en México y una de las primeras de América.
Los cerillos de La Central se fabricaron en una compañía muy cercana a la Estación Central del Ferrocarril del Puerto de Veracruz, por lo que empezó a ser conocida como "La Central". En efecto, La Central es una de las empresas más antiguas de México dedicada a la producción de fósforos.
La compañía dejó Veracruz para probar suerte en la Ciudad de México en 1890 y es ahí en donde modifican la razón social de la fábrica para que en adelante funcionara cómo "La Central", Fábrica de Fósforos, Mendizábal y Compañía.
Fue hasta 1902 que se integró al diseño de la cajetilla la imagen de una locomotora como distintivo, la cual quedaría impresa en todas las cajetillas de cerillos producidas por la compañía independientemente de los nombres comerciales de sus diferentes productos.
En 1910, después de la muerte de los sucesores, se modificó nuevamente la razón social de la compañía quedando como "Mendizábal y compañía Sucesores, Cerillera la Central". En el año de 1911 cerró su producción la planta de Veracruz, quedando en operaciones sólo la planta de la Ciudad de México.
En 1940, en Director Daniel Montull diseña una nueva cajetilla de cerillos a la cual se le dio el nombre comercial de: "Clásicos de Lujo" siendo esta caja la que se produce hasta nuestros días. El artista Jorge Cázares es el autor de buena parte de los paisajes contenidos en la caja de cerillos "La Central".
Una de las peculiaridades de este producto fue que en su carátula presentaba la imagen de la "Venus de Milo" con el "Partenón" al fondo integrándolos con el emblema de la locomotora, distintivo de la compañía.
Pero seguramente lo que más nos ha llamado la atención a lo largo de los años, y con el afán de continuar dándole un incentivo cultural a los cerillos en la parte posterior de las cajetillas, es que se presentan reproducciones de obras maestras de la pintura universal.
En las cajetillas se incluyeron pintores como Leonardo da Vinci, Rembrandt, Velázquez, Miguel Angel, Durero, Picasso, Goya, Rembrandt, Renoir, Tiziano, el Greco y se llegaron a presentar hasta 122 ilustraciones diferentes de personajes distinguidos. En otros productos "La Central" incluyó diferentes tipos de imágenes coleccionables, tales como: futbol, vírgenes de Guadalupe, la historia del fuego y ex votos mexicanos.
Los Clásicos de Lujo traen "las pinturitas", pero ofrecían un recopilatorio de 250 litografías de los más afamados pintores de todos los tiempos. Diminutas reproducciones de sus obras maestras fueron conocidas por el grueso de la población, por gente que de otra forma no habría podido conocer nombres de los artistas.
De hecho, existe un álbum donde se pegaban las reproducciones, venían breves biografías de los artistas y opiniones de los críticos sobre su obra. Gustó tanto aquel álbum que posteriormente se editó un libro con la colección completa.
Así que a la fecha, las cajas más buscadas son las de los cerillos de la marca Clásicos, ya que traía los paisajes de ciudades de México y eran ilustraciones y pinturas de un alto grado de calidad consideradas pequeñas obras de arte.
Ahora los cerillos se están convirtiendo en un producto publicitario. Es muy común ver que regalan cerillos en restaurantes o convenciones, con logotipos e información de los negocios, impresos en las cajas, pero no hay cerillos tan bonitos como los de La Central.
Hoy en día, José Luis Barroso ha mantenido a la marca líder en un mercado cada vez más pequeño debido a la competencia con las importaciones chinas y el encendedor. Los cerillos se continúan haciendo con máquinas viejas modificadas por los ingenieros.
25 máquinas fabrican 180 cajas de 50 cerillos por minuto en la fábrica que hoy en día se encuentra en Hidalgo, pero que puede aumentar la utilización según los pedidos. La ley antitabaco de la Ciudad de México y la negativa de Pemex para continuar haciendo parafina, también han perjudicado la industria e incrementado su costo de operación.
A la fecha, La Central tiene 50 por ciento del mercado de cerillos en México. En sitios como Oaxaca, Guerrero y Nuevo León se siguen usando. Existen seis empresas de cerillos en el país pero poco a poco están desapareciendo.